LA POBREZA es dramática no sólo por el gran número de personas que la sufren y por su profundidad misma, sino también porque implica:

    • Subconsumo
    • Estado nutricional deficiente y proclive a enfermedades
    • Carencia de recursos indispensables para la higiene doméstica
    • Integración inestable en los sistemas de producción.

La MIRADA DE GÉNERO EN EL ESTUDIO DE LA POBREZA permite:

  • EVIDENCIAR que en el marco de las desigualdades intradomésticas existen situaciones que hacen que la pobreza se viva y se constituya de manera distinta para las mujeres.
  • RECALCAR que dada la carga reproductiva centrada en la mujer en el embarazo, parto, lactancia y crianza; la vivencia de la pobreza, marcada por mal nutrición y asistencia médica deficiente, se inscribe en un marco de vulnerabilidades sentidas y resentidas casi exclusivamente por las mujeres, y sus efectos repercuten ineludiblemente en las percepciones y vivencias que se tienen de la relación de pareja y de la familia.
  • IDENTIFICAR aspectos del funcionamiento de los hogares, tales como la distribución y carga de las tareas domésticas y extradomésticas, que permiten concluir que la pobreza es heterogénea  y que debe analizarse en sus múltiples dimensiones.

Es así que el OGP al analizar la pobreza femenina usa variables de consumo e ingreso personal con la inclusión de aspectos como:

  • Acceso a recursos materiales y bienes como propiedad y créditos, salud y educación.
  • Acceso a recursos que permiten ampliar capacidades para enfrentar condiciones de vida: autonomía, autoestima, tiempo libre, libertad de movimiento.
  • Empoderamiento, para poner atención en las relaciones del individuo con la familia, la comunidad y las instituciones

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